Muchas enfermedades del organismo pueden tener su razón de ser en una mala higiene bucal. Desde enfermedades respiratorias hasta patologías cardiovasculares pueden estar relacionadas con un deficiente cuidado bucodental, ya que las bacterias orales pueden ser transportadas a través del torrente sanguíneo a otras partes de nuestro cuerpo. Por ello, contar con unos correctos hábitos, más allá de un correcto cepillado diario, nos mantendrán alejados de estas afecciones.
Desde pequeños, se nos inculca la importancia de cepillar nuestros dientes después de cada comida, especialmente si se trata de alimentos azucarados. Sin embargo, no se hace tanto hincapié en el modo adecuado de hacerlo. Un cepillado óptimo tiene tres bases:
- Deslizar. Inclinado en un ángulo de 45 grados contra la encía, debemos deslizar hacia abajo, alejándonos de esta. En cuanto a la superficie de masticación de cada pieza, los movimientos deberán ser cortos y hacia atrás.
- Suavidad. Hacerlo con suavidad y centrándonos en limpiar todos nuestros dientes.
- Lengua. Nuestra lengua también se debe limpiar con cuidado para eliminar las bacterias y refrescar nuestro aliento.
También en relación al cepillado de nuestros dientes, debemos destacar la importancia de cambiarlo cada tres meses para evitar la proliferación de bacterias y microorganismos. Asimismo, debemos escoger el adecuado a nuestras necesidades y condición: suaves, que producen menos fricción; medios, para aquellos que no aguantan la presión de las cerdas más duras; o duros, para los que gozan de una plena salud bucal. Aunque recuerda que será muy importante no ejercer demasiada presión para no dañar la encía o el esmalte.
Otro elemento clave para una buena salud bucodental es el uso de hilo dental, en definitiva, la limpieza interdental. Para llegar a los rincones donde un cepillo normal no puede llegar, se recomienda el uso de hilo dental, cepillos interdentales o un irrigador bucal para evitar que se acumulen restos de alimentos y que pueda derivar en sarro o caries.
El tercer punto para completar la limpieza es el enjuague bucal. Es una buena herramienta tanto para eliminar la placa o alcanzar zonas de difícil acceso como para tratar ciertas dolencias.
Más allá de la propia limpieza, la alimentación es fundamental, ya que el consumo excesivo de alimentos muy azucarados o bebidas excesivamente dulces, con gas o que tienden a manchar los dientes como el café o el vino, resultan perjudiciales. Además, hábitos saludables como beber al menos dos litros de agua al día o tener una vida activa no solo serán beneficios para nuestro bienestar, sino también para la salud de nuestros dientes.
Con estos primeros hábitos tendrás más de la mitad del camino recorrido, pero la visita al dentista, al menos una vez al año, es una parada obligatoria para gozar de una buena salud bucodental.