Con la llegada de la primavera, la alergia suele hacer acto de presencia. Además de ser una afección molesta, también afecta a la salud bucodental de quien la padece. Sumada a esta, el aumento de las temperaturas, hacen de esta época del año una estación perfecta para la aparición de algunas enfermedades periodontales.
La alergia primaveral suele ser sinónimo de sinusitis y sequedad en boca y garganta. El exceso de mocos hace que no podamos respirar con normalidad por la nariz y, como consecuencia, comenzamos a hacerlo por la boca. Este simple gesto nos seca la garganta y podría aumentar también el picor de la misma. Junto a estos signos, el aumento de la tos seca, los estornudos constantes y sonarnos con frecuencia provoca una tensión continua en los músculos de la mandíbula. Todos estos síntomas, tan frecuentes en la alergia, además de dolor de cabeza, podrían ser la causa de molestias en las muelas traseras.
Por otro lado, la ingesta de antihistamínicos también pueden producir alguna alteración de la salud oral. Este medicamento seca todavía más la boca, lo que suele estar relacionado con la disminución de los niveles de saliva. Esta regula el pH y es un bactericida natural que nos protege de enfermedades como la caries. Por ello, podremos padecer con más frecuencia caries, debilitación de encías o mal aliento.
Si no tenemos alergia, el progresivo aumento de las temperaturas también pueden provocar la diminución de la saliva. Y, esto, convierte nuestra boca en un ambiente idóneo para la proliferación de bacterias de la placa bacteriana.
Relacionada con esta pueden aparecer gingivitis o boqueras. Esta última, también conocida como queilitis angular, es una herida en la comisura de los labios originada por un desarrollo excesivo de hongos o bacterias. Junto con la halitosis o la hipersensibilidad son algunos de los problemas bucodentales que más frecuentes son en primavera.
Consejos para una buena salud bucodental en primavera
Además de una buena rutina de higiene bucodental, es muy importante beber suficiente agua para mantener nuestra boca hidratada. Junto a ella, debemos tener una buena alimentación y dar prioridad a alimentos como frutas o verduras, que estimulan la producción de saliva y aportan nutrientes a nuestro cuerpo; pescados, que son ricos en flúor y combaten la inflamación y sangrado de encías; y los lácteos, que con su alto contenido en proteínas y calcio, ayudan a mantener fuertes nuestros dientes.